Quien rueda habitualmente por España sabe que las carreteras no están para tirar cohetes. Lo que antes eran rutas disfrutonas, con curvas bien asfaltadas y buen agarre, ahora muchas veces parecen pistas de pruebas para suspensiones y riñones. Y no lo decimos solo los moteros de a pie: los datos lo confirman.
En los últimos informes publicados por ANESDOR y con cifras de la DGT, España ha empeorado su posición en cuanto a calidad de infraestructuras viarias para motocicletas respecto al resto de Europa. Algo que no solo afecta a la comodidad, sino directamente a nuestra seguridad.
El estado de las carreteras en España: ¿en caída libre?
Según el último informe de EuroRAP, España ha pasado de estar entre los países con carreteras relativamente seguras para motoristas a una posición preocupante. Las zonas rurales y comarcales, que antes eran el paraíso motero, están cada vez más abandonadas.
La DGT estima que más del 54% de las vías secundarias presentan deterioro estructural en el firme. Grietas, baches, señalización deficiente y líneas de pintura anticuadas que se vuelven una trampa mortal en lluvia. Todo esto mientras los presupuestos de conservación apenas se incrementan.
Un dato que debería ponernos los pelos de punta: en zonas con carreteras en mal estado, la probabilidad de sufrir un accidente grave se multiplica por 3 para los motoristas. Y lo peor: no depende solo de cómo conduzcamos, sino del escenario en el que jugamos esta partida.
¿Por qué nos indigna tanto este tema a los motoristas?
Porque se trata de seguridad, no de comodidad. No estamos hablando de que sea más o menos “bonito” ir en moto por ciertas zonas, sino de si salimos de casa con una probabilidad razonable de volver enteros.
Además, el motorista es un usuario vulnerable, más expuesto a cada defecto del asfalto. Un coche puede pisar una tapa suelta y ni enterarse. Una moto puede acabar en el suelo por lo mismo.
Esto genera una sensación de abandono, de que no importamos. Y ese sentimiento se ve reforzado cada vez que alguien comparte en redes un vídeo de una carretera destrozada, una curva sin visibilidad o un socavón “sorpresa” en plena trazada.